
El FC Barcelona volvió a demostrar ayer, en gran medida, porque es el actual campeón de Europa. Dos goles de los culés en los primeros veinticinco minutos de partido sirvieron para sacar de quicio a los alemanes del Werder Bremen, y de paso para disipar todas esas supuestas dudas que provocaba el juego del crack brasileño Ronaldinho. Para el primer gol del astro brasileño sólo hizo falta que utilizase su instinto goelador: falta al borde del área, amaga que la va a lanzar por encima de la barrera y cuando saltan la tira por debajo. Consecuencia: 1-0. No menos importante fue el pase que le lanzó a Giuly desde la banda izquierda para que este dejase el balón a placer a Gudjhonsen y marcase el 2-0. Este podría ser el resúmen de una noche mágica para los blaugrana, que de esta forma estarán en el bombo el próximo día 15. Injusto sería decir que el Werder no hizo nada ya que gozó de alguna ocasión de la mano de Klose y Diego, uno de los grandes craks que posee en estos momentos el club alemán. Sin embargo para los alemanes esta fue la crónica de una muerte anunciada, y es que, cuando el Barça juega en casa no hay rival posible para los culés.
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