lunes, 20 de noviembre de 2006

Puskas, descanse en paz


Como las aves que migran de lugar para evitar el frío, así nos abandonó Puskas para cambiar a un lugar mejor: el cielo. El legendario jugador del Real Madrid murió a los 79 años de edad, victima del Alzheimer que le tenía postardo desde hacía unos años. Marcó 512 goles en 528 partidos y fue el lider de la selección de Hungría que conquistó el oro en los Juegos Olímpicos de 1952 y disputó la final del Mundial de Suiza-54 perdida ante Alemania. Lo ganó todo salvo, precisamente, la Copa del Mundo, tras un récord de 32 partidos internacionales sin conocer la derrota. Fue una estrella del Real Madrid a finales de los 50 e inicios de los 60 capaz de alzarse con tres Copas de Europa con el equipo blanco. En la final de 1960, el prodigioso partido que marcó su carrera, contra el Eintracht de Francfort (7-3), consiguió cuatro de los goles del Madrid. No pudo disputar sin embargo, por problemas físicos, el encuentro por el título de 1959 de la gloriosa delantera formada por Kopa, Mateos, Di Stéfano, Rial y Gento. Tampoco participó en la final de 1966 con 38 años, ya que aquella temporada sólo jugó la primera eliminatoria continental, en la que fue su última exhibición en Europa, con cuatro goles al Feyenoord. Descanse en paz este donde este. Sus mejores frases acerca de las estrellas que tuvo el mundo del balompié tanto nacional comointernacional: http://www.elpais.com/articulo/deportes/Raul/corres/demasiado/elppordep/20061118elpepidep_8/Tes/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ha muerto una leyenda del fútbol. Un grande en tiempo de héroes, cuando la esencia del fútbol, el gol, era lo más importante. Puskas penetraba en las defensas como el agua entre los dedos, imparable. Después, el rifle de precisión que tenía como pierna izquierda destrozaba las redes rivales. Perteneció a una de las selecciones más legendarias de la historia del fútbol, la Hungría de mediados de siglo XX. Una escuadra con la que logró la hazaña de vencer en la que posiblemente haya sido la cancha más inexpugnable de la historia, el mítico Wembley donde nadie antes de Hungría había vencido. En paz descanse Ferenc Puskas.